Piensa en mí…
¡Aun callándome los te quiero!
¡No soy dueña de mis miedos…! Prefiero sentir tus besos.
El latir del corazón, a veces frío, otras tibio y siempre tan complejo…
Piensa en mí, si me derrito como el hielo, cuando el calor roza mi cuerpo y mis pechos se convierten en templos silenciosos esperando las bendiciones de tu boca.
Piensa en mí… cuando el Sol despierte en tu almohada y sus rayos no me encuentren entre los pliegues de tus sabanas vacías. Y los ecos de mi voz suenen lejanos más allá…en el acantilado.
Yo pensaré en ti…
cuando estemos lejos.
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