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miércoles, 30 de noviembre de 2016

Fue en la cima de los vientos, donde te encontré dormido. Mis manos te acariciaron, pero tú…seguías soñando…
Me desperté con el alba y el cielo estaba encendido.

Emilia Díaz Banda.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Cuando la poesía  es color. Pinto,  pinto lo que llega a mis  sentidos y cada una de mis  pinceladas se convierte en un maravilloso juego de trazos, de luces, de sombras,  de belleza y mi lienzo en blanco cobra su propio protagonismo. Expresar lo que llega a la paleta de mis sentidos...La belleza del alma.

 Mirada de la Poeta María  Guivernau.


Oleo sobre lienzo.

Emilia Díaz Banda.





sábado, 5 de noviembre de 2016

Transgénicos 

Parece ser que los productos químicos nos han penetrado en la sesera, de tal manera que nos gusta vivir bajo el agobio que nos produce tener que declarar a hacienda por tener dos pagadores; el de la empresa que nos contratara durante tres meses obligándonos a realizar a su merced más horas que un tonto y luego te manda a la puta calle, y el paro.  Y mientras tanto dejamos a nuestros hijos con los abuelos porque no podemos pagar una guardería o cuidarlos. Cuando estos deberían disfrutar de su vejez y pensión, quienes la tengan, claro. Que nos mola entrar en una lista de espera de meses para tratarnos un cáncer.
Que nuestros hijos no puedan ir a la universidad porque se ha diseñado para los hijos de los ricos que sacan buenas notas a ¿ golpe de talón...?. Sin tener ni idea (estos los ricos, Sí) que el talón es una parte del cuerpo que está en el pie. Total para que lo van a saber si ellos no tienen durezas, de estar todo el día de pie currando. Son listos estos ricos, su talón…tiene forma  alargada. 
Que es muy romántico ver la televisión envuelto en una mantita en el sofá en invierno sin calefacción, total no pasa nada si no podemos pagar la luz o el gas. Nosotros somos transgénicos y hemos mutado bajo las órdenes del miedo.
En fin, tengamos cuidado con estos productos por que el verdadero miedo puede caer en forma de cagada desde el cielo a través de gaviotas azuladas  en los ojos,  y corroernos las corneas. Y sí, cuando notemos que estamos ciegos y no distinguimos un pijo ni el blanco del negro . Entonces Tened miedo. La oscuridad campara a su anchas y tampoco nos hará falta respirar. Seremos auténticos transgénicos.



Emilia Díaz Banda