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sábado, 7 de mayo de 2016

Paletos con migas…
Hoy he vuelto a recordar que soy hija de unos paletos maravillosos. Sí, de unos paletos los cuales apenas pudieron ir a la escuela, bien porque tenían que cuidar de sus hermanos pequeños mientras sus padres (mis abuelos) araban el campo de terratenientes o servían las mesas de los señoritos, para poder llevar un trozo de pan a la boca de sus hijos o bien porque a la escuela solo asistían los que no les sonaban las tripas por hambre.
De paletos donde comían todos alrededor de un perol, unas maravillosas migas extremeñas, que casualmente hoy han pasado de ser comida de pobres a formar parte de la carta de los mejores restaurantes de ciudad. Eso sí, no aptos ni física ni económicamente para paletos.
Siento curiosidad y como yo de pequeña, fui una estudiante pésima, en la que solo me veía atraída por los trabajos manuales y la pintura. Decido ver en el Diccionario de la Real Academia Española la definición de paleto:
1. adj. despect. Poco educado y de modales y gustos poco refinados. U. m. c. s.
2. adj. despect. Dicho de una persona: Rústica y sin habilidad para desenvolverse en ambientes urbanos. U. m. c. s.
Y no salgo de mi asombro cuando veo que unos maravillosos paletos como eran mis padres, me enseñaron a lavarme las manos antes de comer, a dar los buenos días y buenas noches, a no levantar la voz a nadie, a respetar tanto lo mio como lo de los demás, a ser humilde y hacer las cosas de corazón, a desenvolverme en ambientes urbanos , donde me cruzo diariamente con gente sin recibir unos buenos días, donde si me descuido me empotran contra la pared de un vagón de metro para que los hábiles de ciudad se aseguren un asiento en el. Sí, señores, soy hija de paletos y nacida en pueblo, luego también soy una paleta y a pesar de llevar casi toda mi vida en la ciudad, Adoro decir que soy de pueblo. De un maravilloso pueblo extremeño donde las migas se siguen cocinando y comiendo en perol.
Bueno, como diría mi madre… no te preocupes hija -“El tiempo lo pone todo en su lugar”- Y yo que soy muy bien manda, acabo de acordarme que hace tiempo guarde una botella de vino en su lugar, la cual voy a descorchar ahora mismos y brindaré a la salud de todos vosotros.
Emilia Díaz Banda

                                                    


El baile de los locos.

Bailan los locos con su infinito soñar.
Sus cuerpos destartalados de tanto forcejear. Entre muros atrapados.
No cesan el movimientos de su incansable bailar, unos bailan agarrados, cuerpo a cuerpo sin pensar; otros, en sillas sentados, con sus correas de atar.
Aquellos que bailan solos, con las rejas de su hogar, quieren bailar en el aire, quieren volar y escapar de su continua locura, porque ellos locos no están.
¿Acaso son locos, los cuerdos y no los locos de atar...?

Emilia Díaz Banda 

Los olvidados.

Escucho, leo ,veo .Sentimientos sobre el Amor; desamor, erotismo, política, corrupción, guerras, y de más cosas de la vida...Pero donde hemos dejado a los olvidados. Esas personas que nos parieron, que un día se fundieron en uno solo para darnos la vida y de las cuales sólo escribimos o nos hacemos eco en un día de la madre o del padre. 
¿Dónde están los relatos de la tenue luz de sus miradas...ahora ya apagadas? 
Nadie hace una película sobre ellos, ni escriben, ni cantan Ni pintan.
La vejez...los jardines del olvido.
Pues yo me niego y pintare sobre ellos. Los olvidados en el Arte que nos enseñaron a vivir.
Acordaros que nosotros también seremos olvido.... será duro.
Emilia Díaz Banda