Reflexiones
Para gusto se hicieron los colores. Cuando era niña adoraba el verano, los juegos en las calles de mi pueblo tapizadas de pedernal, mezclados con olor a mierda de las vacas. Jugábamos hasta el anochecido , mientras las abuelas se sentaban con sus sillas en la puertas de las casas y comentaban o cuchicheaban las historias del día. Luego crecí y me fascinaba el invierno, el calor de la cocina de carbón que precedía a las navidades.
Seguí creciendo y mis huesos comenzaron a desear la primavera y la fragancia de sus flores. Ahora que ya estoy muy crecida. Me inclino por la eclosión de colores que despierta en las ramas de los árboles, naranjas, verdes, amarillos, rojos y ocres el otoño y su destellos de luz en en cielo y su olor a tierra mojada. Aunque sé que le precede el invierno y con él, el frio que cala en mis huesos. Y por supuesto la factura de la calefacción, la luz y el agua caliente...y en fin.¡ Qué para gusto se hicieron los colores!
¡Me pido el Otoño! ¡me pido el otoño!
Seguí creciendo y mis huesos comenzaron a desear la primavera y la fragancia de sus flores. Ahora que ya estoy muy crecida. Me inclino por la eclosión de colores que despierta en las ramas de los árboles, naranjas, verdes, amarillos, rojos y ocres el otoño y su destellos de luz en en cielo y su olor a tierra mojada. Aunque sé que le precede el invierno y con él, el frio que cala en mis huesos. Y por supuesto la factura de la calefacción, la luz y el agua caliente...y en fin.¡ Qué para gusto se hicieron los colores!
¡Me pido el Otoño! ¡me pido el otoño!
Emilia Díaz Banda
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